Una gran amiga me ha mandado lo que es el verdadero significado de los días que nos vienen encima. Un significado que está por encima de religiones o de consumismos...
EL SOLSTICIO DE INVIERNO.
El solsticio hiemal es el acontecimiento cósmico que vivifica la Naturaleza con su luz y su calor, razón por la cual, para todas las culturas antiguas, representaba el auténtico nacimiento del sol y, con él, toda la Naturaleza comenzaba a despertar lentamente de su letargo invernal y los humanos veían renovadas sus esperanzas de supervivencia gracias a la fertilidad de la tierra que garantizaba la presencia del astro divino, del dios más arcaico que la humanidad ha venerado. En el solsticio de invierno todos los pueblos antiguos, adoradores del sol, celebraban el nacimiento del astro rey mediante grandes festejos caracterizados por la alegría general y el protagonismo de las hogueras, alrededor de las cuales se concentraban los lugareños con el fin de manifestar su alborozo y esperanza mediante ceremonias colectivas centradas en cantos y danzas rituales y en la recogida de ciertas plantas mágicas como el muérdago.
Para la Antigüedad, el 25 de diciembre marcaba el solsticio de invierno, día en que astronómicamente el sol parece detenerse en su descenso y comenzar a elevarse de nuevo en el firmamento invernal. Es el día más corto del año, que da lugar, por ende, a la noche más larga, lo que simbolizaba que a partir de ese momento, los días se alargaban y renacía la esperanza de la primavera. El día del solsticio, justo antes de Navidad, cuando el sol deja el signo de Sagitario para ingresar al signo de Capricornio, el eje de la tierra apunta directo hacia la constelación de Orión como una flecha, y ese fenómeno celeste tenía una gran importancia para las culturas precristianas como la persa, la egipcia, la fenicia, la siria, la griega, la romana, la mexicana, la peruana y la hindú, entre muchas otras: se celebraba, aquel día, el parto de la reina de los Cielos, la Virgen celestial, y el nacimiento consiguiente de su hijo, el dios solar. Nótese que las civilizaciones que concibieron culturas madres (las que iban a hacer de piedra angular para los pueblos venideros) están todas basadas en un culto solar, en vez de un culto lunar como lo serían la hebrea y ciertas culturas germánicas. Dionisos o Baco, a quien los griegos llamaban el Salvador, nació de una virgen el día 25 de diciembre, lo mismo que Hércules y Adonis.
Los antiguos egipcios ubicaban la preñez de Isis, la virgen Reina de los Cielos, en el mes de marzo, lo que conllevaba que el nacimiento de Horus tuviese lugar a fines de diciembre. Los egipcios no sólo adoraban a una madre Virgen muy parecida a nuestra María, sino que presentaban a los creyentes la efigie de un recién nacido acostado en un pesebre. Osiris, de la misma manera, fue hijo de una «Virgen santa», y nació el mismo 25 de diciembre.
Algunas narraciones oriundas del budismo también fijan para este día el nacimiento de Buda, el cual tampoco fue concebido sexualmente aunque su madre estuviera casada.
Los antiguos germanos encendía una hoguera el día del solsticio de invierno, así como los druidas que el 25 de diciembre celebraban la fiesta anual del fuego. En Roma se conmemoraba para estas fechas el nacimiento del sol invicto, y también el nacimiento de Mitra, el dios solar persa, cuyo culto se extendió por todas las comarcas del Imperio Romano.
SALUD Y POESÍA PARA EL 2008.
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