El concepto europeo de patria siempre me ha producido un escalofrío indefinible que asocio a unos grupos muy concretos vinculados al salvajismo imperialista. A diferencia del que esgrimen allende el Atlántico, cuyo valor viene determinado como sinónimo de recuperación de una cultura ancestral arrebatada, en lucha contra las fuerzas opresoras del capital, el que se da en el Viejo Continente tiene un aire engreído y rancio de superioridad moral o racial, errónea y falsa a todas luces., desde luego. Es la vieja teoría de cuantos retrógrados quieren llevarse la materia prima de tierras fértiles, dejando como vestigio de su paso la desolación de un mundo que ellos, los divinizados europeos, coadyuvaron a hacerlo asimétrico.
La penúltima entrega del culebrón fascista brindó el domingo en Madrid la vergüenza de un bochornoso y esperpéntico deambular de gente por las arterias de la urbe reclamando la expulsión de los inmigrantes. Quizás la psicología tenga un buen campo de cultivo en el análisis de estas enfermas mentes promotoras del triste desfile xenófobo y racista y ofrezca algún día posibles remedios a tanta intransigencia lastimosa que se opera en determinados cerebros. En tanto los profesionales del comportamiento humano llegan a conclusiones positivas para detener las maquinaciones de tanta perversidad, es competencia de las autoridades impedir que una aberración de tal calibre se concrete por las calles. De modo que las instituciones democráticas, que garantizan supuestamente la habitabilidad y la convivencia en igualdad de condiciones para todas las personas del planeta al margen de su lugar de origen, son las encargadas de poner coto a estos disparates y no caer en la trampa del pretexto de la libertad de expresión para autorizar estas marchas, porque individuos como los del domingo sólo la piden para usarla como arma contra un vasto sector del pueblo inmigrante y obrero que da con su trabajo el beneficio, precisamente, a esos ricos y mocosos gandules de la reacción que los explotan con toda impunidad y que, encima, claman por su éxodo.
Luis Román
Información Jerez
22/01/08
El Vampir
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*El Vampir (The Vampyre) és un relat escrit per John William Polidori, que
va néixer a Londres, el 7 de setembre de 1795, i morí a Londres, el 24...
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