¿NO PONÍAN LA OTRA MEJILLA?  

Escrito por David Romero Raposo en

Ahí está de nuevo el clero agraviado sacando documentos para orientar el voto de su feligresía –qué poco se preocuparon en otro tiempo de hablarles a los parroquianos del sufragio universal-, alimentando consignas supersticiosas, dogmas infantiles y retrógrados, una existencia infernal llena de pecados estúpidos… No dejan en paz a nadie, impidiendo desarrollar la vida a gusto. Hablan de paraísos celestiales mientras se dan la dolce vita; proclaman la pobreza y en el Vaticano rebosa el lujo; las catedrales poseen un patrimonio con el que muchos famélicos podrían mitigar el hambre. Dicen que su reino no es de este mundo, pero despellejan al más pintado por el poder en la Tierra. En nombre de un dios, bendijeron cruzadas, quemaron en las hogueras de la Inquisición a cuantas personas libres que estimaron defender la dignidad humana ante los abusos de la religión propusieron la fe en la razón y la ciencia, no en los caprichos y las arbitrariedades apostólicas. Con sus verdades absolutas que decían poseer en exclusiva, sacaron muchos años bajo palio a Franco de las iglesias. Y que sepan que, políticamente hablando, carecen de legitimidad, porque el clero es aquí, fuera de los pequeños límites geográficos del Vaticano, una embajada de un Estado extranjero que debería observar en sus intervenciones, como cualquier otra, las reglas convencionales de la diplomacia internacional.

Las intenciones de la Conferencia Episcopal son claras: que ganen el 9 de marzo ideas contrarias a las que podrían poner en entredicho su omnímodo y totalitario poder temporal. Pero este país se tiene que vertebrar al margen de conceptos religiosos, declararse laico y separar Estado e Iglesia. No es de recibo esta intromisión que opera al margen de la legalidad democrática de un pueblo que debe pensar ya en la adopción de medidas más drásticas para atajar las lindezas verbales de los obispos. Somos muchos los que hemos plantado cara al gigante con pies de barro y decimos sin miedo como Miguel Hernández: “Me libré de los templos, sonreídme”. Que cunda el verso.


Luis Román
Información Jerez
5/02/08

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1 comentarios

Hola David

esto es como David y Goliat, amigo, unas veces hay infierno y otras no, según como sople el viento, por lo que huele, digo, jejeje, el azufre jejje

Un abrazo
Tomás

08 febrero, 2008

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