A MARIA
En sus ojos brilla el color de la miel,
gitanita de dulce piel canela,
desgraciada por ser esclava al nacer,
repudiada al llegar a mozuela.
Su dueño sembró el odio en su vientre
tomándola como monta una jaca,
riega ella el dolor de su simiente
con lagrimas de nardos y albahaca.
Corre María sola entre las huertas
con ortiga amarga en su corazón
y claveles rojos entre sus piernas.
Su cuerpo desfalleció en las puertas
de un carpintero lleno de amor,
a la sombra de dos tristes lucernas.
DRR diciembre del 2007®